Zuculini, Álvarez y Pratto marcaron los goles de River: quinta victoria consecutiva para Gallardo, que terminó con muchos pibes en cancha. Badaloni descontó para Godoy Cruz, que quedó último en la zona.
En la carrera por conquistar la Libertadores, Nacional es el próximo gran rival a superar y Godoy Cruz podría haber sido considerado como ese auto rezagado, lento, al que hay que dejar atrás en la carrera sólo por obligación. Es cierto que Gallardo puso un muletto y cuidó a muchas de sus mejores piezas porque el pasaje a la Fase Campeonato estaba asegurado, pero esta especie de prueba de clasificación le dejó conclusiones positivas al entrenador de River.
Como repite de memoria el DT, estos jugadores se adaptan a cualquier y Bruno Zuculini fue un nuevo ejemplo. Jugó un primer tiempo casi perfecto. Arrancó como doble cinco junto a Ponzio, fue un pulpo para recuperar pero en cada ataque aceleró para llegar al área y convertirse en un delantero más, como en el primer gol. Y el centro desde la izquierda fue de Angileri, que cada día juega mejor por la banda izquierda y está dispuesto a pelearle el puesto a Milton Casco.
La falta de contundencia fue el concepto que más recalcó Gallardo en la ida y vuelta contra Paranaense. Y de cara a una serie de cuartos donde cada error puede costar la eliminación, Julián Alvarez, el goleador de River en la Copa, cortó la extensa racha negativa de los delanteros -cuatro sin convertir- y el tercero de Lucas Pratto fue importante para que el Oso recupere la confianza. Es cierto que luchó mucho de espaldas y le costó encontrar su lugar en el área, pero aprovechó el error de la defensa rival y, con la efectividad que reclama el Muñeco, no perdonó en la única clara que tuvo.
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