El veto de Javier Milei, que anula el financiamiento universitario y evita la garantía de aumentos presupuestarios, ha desatado un amplio rechazo en todo el país. A pesar de las maniobras políticas que permitieron al Gobierno blindar el veto en el Congreso, la respuesta ha sido contundente: paros y tomas en universidades de diversas provincias, donde estudiantes y docentes se han movilizado para expresar su desacuerdo.
Las tomas comenzaron en facultades emblemáticas como Filosofía y Letras y Psicología de la UBA, y rápidamente se extendieron a instituciones de Córdoba, Rosario, Mar del Plata y otras localidades. La situación se intensificó con el anuncio del Frente Sindical de Universidades Nacionales de un paro nacional, que tuvo una amplia repercusión en las casas de estudio. La comunidad educativa denuncia que este veto no solo desfinancia la educación superior, sino que también pone en riesgo la existencia misma del sistema universitario.
Las reacciones en el Congreso reflejan un clima de tensión. Mientras 160 diputados defendieron el financiamiento, otros 84 optaron por respaldar el veto, evidenciando una división que ha llevado a la comunidad universitaria a exigir un cambio inmediato. Gremios y estudiantes acusan a los legisladores de ignorar la voluntad popular y critican el uso de decretos para gobernar, enfatizando que la situación del sistema universitario se vuelve cada vez más crítica y que el 70% de los salarios docentes se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
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