ES PERONISMO, ESTÚPIDO...

No. No es que creamos que este suelo se convirtió en panacea. Claro que no. Pero, ¿sabés qué pasa? Hasta hace quince minutos históricos, nos presidía una runfla de chetos serviles a los poderes concentrados multinacionales que, además de endeudarnos hasta el orto por generaciones, nos marcaba la cancha con aquello que nos merecíamos o no, llegándonos a inyectar culpa por usar la calefacción. Sí, por prender la estufa, ¡lo juro! Durante cuatro años de noche eterna, nos despelotaron la vida de manera obscena, bestial, impensable, mientras nos mostraban las fiestas a las que jamás seremos invitados. Fiestas en las que el pueblo siempre queda afuera y que, a costo completo, garpamos los giles de siempre. Timba. Usura. Bicicleta financiera. Toneladas de guita que no vimos pasar ni de lejos. Porque la pidieron en nuestro nombre pero, como tantísimas veces, se la repartieron y la fugaron con la misma rapidez con que nos instalaban agenda a control remoto y como zombies babeantes, discutíamos si el vestido de la Primera Dama le ganaba en estilo al de la reina de Cadorna. Sí, porque como si meterle deuda hasta a nuestros choznos no era lo suficientemente perverso, también se nos cagaban de risa en la jeta. Entonces, no. Claro que sabemos que este suelo no es panacea. Lo sabemos de sobras. Como, también de sobras, sabemos que cuando apenas empezábamos a juntar los pedacitos de Patria que nos hicieron mierda, vino una pandemia a escala planetaria a sacudirnos la pizca esperanza que sacábamos del fondo de nuestras entrañas suponiendo que por fin amanecía. Y ahí andamos, contando muertos, lidiando con aneuronales que arman rondas en el obelisco mientras enterramos a los nuestros y sin un puto abrazo en el que descansar tanta desidia. Pero si cuando aquellos a quienes pusimos en el poder, recibiendo un país prendido fuego al que un maldito virus le agregó cien litros de nafta, están apagando el incendio; si nos salvan del default en el que técnicamente estábamos antes de que asumieran; si, además de todo eso, mientras a lo largo y ancho del globo terráqueo se desbordan las salas de terapia y las morgues, acá vamos domando la endemoniada curva, sabé que si se nos hincha un rato el pecho de orgullo y tenemos esa sensación de cuando el alivio se parece a la alegría, no es desconocimiento de la realidad ni falsa euforia. Es peronismo, estúpido. Lo más parecido que este suelo ha tenido a la resurrección después de cada uno de sus infiernos.

ADRIANA ESPOSTO se autodefine como
Practicante de escritura en LA ESCAFANDRA Y LA MARIPOSA, con formación en Comunicación Social- Periodismo en el Instituto Superior Nuestra Señora de la Paz.