Desde hace casi doscientos años el capitalismo busca derrotar la resistencia de la clase trabajadora a la explotación. En sus comienzos, en el siglo XVIII, el trabajador tenía claro que su bronca y, por ende, su lucha tenía un solo destinatario: su patronal y los gobiernos que la representaban. Así fue durante más de un siglo donde las luchas y las masacres estuvieron a la orden del día. En este período se destacan los sucesos de Chicago que dieron origen al día del trabajo y la masacre de obreras que se conmemora en el día de la mujer. Los mercados colapsados en todo el mundo provocan la recesión y la lucha por nuevos mercados que desemboca en la primera gran guerra y el advenimiento del enemigo fatal del capitalismo, el comunismo. A la vista de la simpatía de los trabajadores del mundo hacia el nuevo sistema, el capitalismo decide cambiar la estrategia y comienza la batalla cultural por la conciencia de las masas. Las "virtudes" del capitalismo son exacerbadas en cada anuncio, filme o noticiero de la época y se otorgan concesiones para conformar a los trabajadores. El "estado de bienestar" posterior a la segunda guerra mundial es una de las formas de la flamante guerra fría con el que el sistema busca conquistar el corazón de la clase obrera y alejarla del comunismo tan temido. Entonces los trabajadores se dividen y en gran medida se hacen simpatizantes del capitalismo, para ellos el enemigo ya no era la patronal y sus gobiernos sino el comunismo. Con la caída del bloque soviético desaparece el enemigo y el neoliberalismo se apodera del mundo. Su política rápidamente hace estragos en los países dependientes y vuelven las protestas y revueltas. Pero esos trabajadores que se movilizan ya no dirigen su furia ni a sus patrones, ni a los comunistas. El capitalismo les inventa un nuevo enemigo que son "los políticos" "Que se vayan todos" grita la masa enfurecida y caen gobiernos. Hasta que a fuerza de gobiernos populares las mayorías se amigan con la política y participan. Derrotado el comunismo el enemigo del poder imperial pasa a ser: el populismo y sus representantes. El problema es que los pobres se ven beneficiados por estos gobiernos y son muchos. Entonces le hablan a la clase media para reavivar su odio a los politicos inventando causas y operando mediaticamente e inventando otro enemigo. El establishment sabe que le queda un porcentaje de la población que todavía detesta a la política pero les falta un refuerzo para ese odio, un sujeto social a quien dirigirlo y quién mejor que "los pobres" que, por obra y gracia de la sagrada meritocracia, pasan a ser sinónimos de "vagos" y enemigo del sacrificado emprendedor que "lo mantiene con sus impuestos"? Así configura el círculo rojo, los que realmente mandan, la mente de nuestra gente. A través de sus miles de medios, con la táctica de la repetición constante, han logrado instalar en gran parte de la población la idea que el enemigo, el explotador, es el político y el pobre que, según su visión, vive de él. Esta concepción, tan agitada en las redes sociales, despierta odios primitivos como la xenofobia, el racismo, la discriminación y una intolerancia que se ve de manifiesto en cada movilización de ese sector. A los que somos conscientes de quienes son nuestros reales enemigos nos queda dar la batalla con lo mejor de nosotros, en cada espacio que se comparta con otro, en cada lugar donde el odio haya anidado debe llegar la acción militante y esclarecedora.
Que así sea.!!!
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